Opinión / Pensamiento Divergente / Mundo Bohemio y la Libertad de los Mapas

9 de junio de 2010

El mundo al revés en exámenes

En época de evaluaciones académicas, tras horas infernales delante de los apuntes y miradas hacia todos los sentidos del habitáculo en el que uno se encierra, piensas en todas las actividades que se pueden hacer una vez se acaben los exámenes de la Universidad.

Lo primero, se agradecen días de lluvia, ya que impiden impulsos frustrados de abandonar el estudio, echarte a la calle y disfrutar de lo que sea: cañas, un paseo por un parque, un helado en esa gelatería que acabas de descubrir al lado de tu casa, una sesión de cine, un concierto al aire libre, una conversación con un desconocido, una exposición... miles de actividades en las que pasar un buen rato, pues ya se sabe que la adquisición de conocimientos a memorieta no es un ejercicio agradable para la salud, aunque en determinados casos es imprescindible para la sabiduría personal. En otros, dudo de la eficacia del contenido de determinadas asignaturas.

La cuestión es que, abandonado este blog desde hace tiempo, previa disculpa de mis dos seguidoras, he decidido actualizarlo, darle un nuevo impulso y escribir sobre todas las tonterías que en época de exámenes se me ocurren. Por eso mismo, lo he titulado el mundo al revés, simples ilusiones en las que desvío mi atención en vez de estar al tanto de lo que ocurre en mis apuntes.

Una de las cosas que se me ocurren es qué pasaría en el supuesto de que una vez que acabáramos la Universidad no tuviesemos miedo al cambio ni a la incertidumbre. Donde en vez de un abismo sobre qué haremos en nuestro futuro, nos encontráramos plenamente felices de saber que las empresas se pelearán por nosotros, inminente licenciados y personajillos ingenuos, que con nuestras ilusiones y ganas de ofrecer el máximo, trabajásemos en condiciones dignas y sin ser explotados.

También pienso en qué ocurriría si realmente viviésemos en un país donde gobierna la izquierda, y no un partido que con el pretexto de esa ideología política, decreta a su antojo contra los más desfavorecidos y protege a los que más tienen. Un país donde la juventud no tuviese que plantearse irse porque no soporta a los políticos, a sus confrontaciones absurdas, su falta de respeto a la ciudadanía y la poca democracia que sus actuaciones demuestran.

Podría mencionar también qué ocurriría si Berlusconi no controlase Telecinco, se volvería una cadena informativa y no de programas con contenidos basura. Sin mencionar otras.
En el cercanías de Madrid propondría que junto a los trabajadores que velan por la seguridad de los pasajeros portando ese uniforme de "seguridad", les acompañese otro grupo de empleados que defendiesen la "libertad".

Un mundo al revés sería aquel en el que los privilegiados de Occidente no tuviésemos acceso a la educación, ni oportunidades de ir al médico, ni siquiera de emigrar, ya que la otra parte del mundo aprobaría una Directiva (en referencia expresa a Europa) que impidiese nuestra entrada y protegiese la legitimidad de encerrarnos en cárceles por el simple de hecho de salir de nuestra desconsolada tierra en busca de una vida mejor.

Un mundo donde Europa no fuese reivindicando tanto la promoción de derechos humanos y la progresión en ideas democráticas cuando restringe significativamente la representación de la población en sus instituciones, donde reduce el acceso a sus órganos jurisdiccionales y donde reconoce ciertas independencias y rechaza otras, basándose en principios comerciales y estratégico-políticos, en vez de humanidad.

Un sistema que no se basase en economía ni consumo, donde no hubiese odio ni agresividad, donde todo fuese pura armonía. ¿Suena bien, no? No me extraña que me tilden de bohemia. Un mundo donde la gente no viviese con prisas y se escuchase a si misma.

Ilusiones perdidas, vuelvo al estudio y me concentro en lo que me concierne. El examen de mañana.

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