Opinión / Pensamiento Divergente / Mundo Bohemio y la Libertad de los Mapas

13 de marzo de 2011

La acción de escribir

Un domingo de resaca y ganas de teclear. Acabo de fumarme un cigarrillo en el porche de mi casa y he vuelto a pensar sobre qué podría escribir. Escribo y borro. Hacer y deshacer. En eso consiste escribir. Sobre todo en lo segundo. Mi mente se dispersa. Hará tiempo, comencé un nuevo punto de partida en Reflexiones Digitales. No lo he olvidado, pero de tanto pensar sobre qué puedo escribir, al final no lo he hecho. El ser humano, sin horarios y vacilante, puede llegar a ser indisciplinado.

Paseo por las calles de mi pueblo y pienso en relatar cómo es volver a casa. Un hecho sumamente interesante. La perspectiva cambia sustancialmente si se tiene en cuenta que me fui de aquí a los 17 años.

En el día internacional de la mujer, me imaginé un post que consistiese en narrar nuestra situación, pero pensé que no sería lo suficientemente interesante.

Cuando sucedieron las revueltas del mundo árabe, visualicé lo útil que resultaría aportar mi granito de arena y escribir un artículo de apoyo a todos esos pueblos que se han movilizado en pro de la democracia y de la reivindicación de sus derechos, puesto que la dignidad nace con la persona.

Me inscribí en la Escuela de Escritores y cada semana elaboro un relato, que tinto con experiencias personales lo suficientemente amenas como para divertir a cualquier persona. O eso espero. Amores frustados, viajes soñados, anécdotas de la infancia o historietas que surgen cuando dejamos que la imaginación vuele. No siempre ocurre. Alguna vez se me ha ocurrido adaptar a lo digital uno de mis relatos.

Otro día, tras elaborar la dedicatoria de uno de mis relatos, que será incluido en la publicación de un libro, pensé en escribir un post a modo de dedicatoria. Pero tampoco lo materialicé.

En el día de los enamorados, pensé elaborar un artículo para comunicar que nuevamente creo en el amor. Es importante. También sobre determinada persona que fue muy importante para mí, aunque él no lo sepa, pero me dio vergüenza.

En el instante en el que estaba fumando ese cigarrillo, mirando desde mi balcón, el pelo mojado sinónimo de una ducha que me ha devuelto la vida y sin notar un ápice del viento que meneaba ayer el País Vasco, he decidido dejar de pensar y escribir. De malgastar energía a la acción.


Paseos inspiradores

Comenzaré sobre un recorrido inspirador en el que me suelo embarcar casi a diario. A estas alturas ya se ha convertido en un ritual. Me desprendo de la imaginación, me convierto en irresponsable de la realidad y la creatividad busca su propio hueco entre edificios, soledad y naturaleza.

Salgo de mi casa. Una casa muy bonita, grande y de color roja. El jardín está algo descuidado, pero tiene encanto. Será por los árboles recién podados, que parecen haber sido asesinados por manos inexpertas.

Zapatillas Salomón (sí, gran daño para Euskadi y la feminidad), mallas de cualquier tipo, North Feace y cinta en pelo. Comienza el paseo. Recorro mi urbanización, un montón de casas y caseríos que desembocan en una plaza muy bonita.

Bordeo la plaza, cruzo por una de las calles, no sin mirar si el chucho de siempre está listo para atacarme y atravieso un puente de piedra. Un río abundante, cuyo contenido no suele ser del todo transparente. Continúo y camino al lado de un antiguo campo de fútbol. Llego hasta un camino con mucha gravilla, fruto de los camiones que salen de la cantera de al lado de mi barrio. Hasta que llego al complejo psiquiátrico del pueblo. Un cúmulo de edificios muy bonitos: amarillos, estilo colonial y repletos de jardines amplios.

A partir de este momento, comienza mi inspiración. El camino me lleva hasta una iglesia preciosa. Poderosa, alta, con un gran cristo y que parece haber sido trasladada desde Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). Me detengo frente a ella, giro un poco la vista y observo cómo al otro de la carretera otra iglesia, oscura, románica y triste se levanta como si se tratara de su enemiga. Siento pena. Deberían de hacer las paces, pienso.

Continúo por el sendero y observo una parte del complejo psiquiátrico abandonado. Una fachada descuidada; gris roído, ventanas rotas y aire misterioso. Indago si alguien se asoma por una de las ventanas cerradas, espero durante un minuto, confirmo que efectivamente no hay nadie secuestrado o que necesite mi ayuda y continúo con lo mío.

Dejo atrás esta escena. El sendero se alarga un poco más al lado de un riachuelo que produco música acuática. Avisto una casa grande; gris, con ventanas cerradas y abandonada. El camino sigue un poco más, aun cuando haya llegado la hora de darme la vuelta. Decido tomarlo. Siento un poco de miedo, pero pienso en la palabra 'valentía'. Llego hasta una pequeña muralla que disimula un cementario. Doy un salto, me apoyo en la muralla y observo con admiración mi nuevo descubrimiento; un cementerio de curas y monjas que parece pertenecer al complejo psiquiátrico. No me atrevo a entrar. No me gustan esos sitios. Vuelto por donde he venido, bajo y me topo con la última sorpresa: flores amarillas en el jardín de esa casa abandonada. Son preciosas.

Otra vez frente a la carretera que contiene las ansías de matarse de las dos iglesias. El reloj de la que es fea y antigua marca siempre las 16.00 de la tarde. Cruzo la carretera y observo '8 de octubre de 1880' en un pequeño cártel de mármol. Parece que una de sus antiguas puertas ha sido tapada.

Busco aquel cura que me paró y me preguntó de dónde era. Maldita sea, tenía que haberle preguntado sobre estas iglesias, pienso. Desisto y continúo la vuelta a mi casa. Pero me doy cuenta que al otro lado de la carretera existe una especie de tumba. No vienen coches, cruzo y leo: Beatificado Juan el Grande. 8 de octubre de 1852. Por haber asistido a los apestados.

La peste. Aquí, hará tanto tiempo. Abro la puerta de mi casa. ¿Cómo sería? ¿cuántos morirían? ¿qué ocurriría? Me llaman. La inspiración se acaba.

4 comentarios:

  1. Pues a mí me ha gustado. Quizás sea la solución a todos tus problemas, escribir de resaca. :D

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  2. jajjajajaj. Puede ser!!!ya veo que los domingos también te inspiran a ti :)))

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  3. muy bueno, transportas al lector hacia ese ambiente y a esa necesidad de búsqueda de algo, algo misterioso, qué sensación de impotencia e intriga te entra cuando tratas de encontrar algo que no sabes que estas buscando. muy bueno JOS.

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  4. Gracias!!!a ver cuando llega el próximo... nunca se sabe!!

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