Opinión / Pensamiento Divergente / Mundo Bohemio y la Libertad de los Mapas

22 de enero de 2011

Dos meses de vuelo

Comienza la cuenta atrás. Me quedan siete días para irme a Bolivia. Va a ser toda una aventura y estoy muy emocionada. Pero para qué engañarnos, también siento miedo. Es normal ¿no? me dirijo al octavo anillo de Santa Cruz de la Sierra, voy directa a un sitio pobre y rodeado de miseria. Según leo por internet, donde hay "talibanes indígenas y las brigadas rojas". Me sereno, respiro con calma y mantengo la esperanza de encontrame con cosas buenas, y si no, me autoconvenceré de que dos meses pasan rápido.

No sé muy bien cúal es la situación que me encontraré allí. Dos curas me aguardan (el padre Luis y Lazlo), aunque la religión no forme parte de mi vida, tengo mucha confianza en ellos. Son Misioneros de la Sagrada Familia y llevan allí nueve años. Hasta hace unos meses, nunca había oído hablar de esta congregación religiosa. Tan solo les conozco por email e intuyo que me llevaré muy bien con ellos, y si no, pues bueno, volveré a autoconvencerme de que dos meses no es una eternidad.

¿Por qué emprender un viaje así? Tengo 24 años y acabo de terminar la Universidad. Me encuentro en una grandiosa época, la de la transición. Pensé que sería interesante experimentar qué sucede en el mundo. Sé que en Occidente somos afortunados porque lo escucho en los telediarios, en la uni cuando nos hablan de derechos, de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas o cuando he estudiado las misiones de la Unión Europea. Se nos inculca mentalemente una división clara: Primer mundo y Tercer mundo. Son puras palabras que desprenden miles de significados que yo personalmente no conozco y a ese descubrimiento me encamino. No es justo hablar sin conocer. Así que conozcamos y después hablemos. Es la ejecución de la palabra.

Desde hace tiempo pienso en qué me gustaría ser de mayor. Tengo 24 años, en dos semanas cumpliré 25 y pienso en términos de ¿ser mayor? ya lo soy!!! Soy una soñadora, creo que los sueños pueden hacerse realidad, y bueno también me encamino a ello. Irme a Bolivia, verme en la situación, comprobar cómo respondo a situaciones límites (soy una cobardica, no estás ante ningún héroe), volver y reflexionar. Es superación y reto personal. Dependiendo de cómo sea el resultado de este viaje, decidiré a dónde me encamino.

A estas alturas irme a Bolivia se ha convertido en un viaje de cooperación y de periodismo. De cooperación, porque hasta lo que sé, mi labor consiste en visitar a familias para evaluar a los niños, así que será una labor muy humana. Dentro de esta humanidad, creo que escucharé muchas historias, y mi función consiste en acompañar. Las lágrimas deberán esperar a mi habitáculo.

De periodismo, porque quiero escribir sobre lo que vea, no ya por currículum, dinero u otro motivo, sino porque plasmar palabras en papel o en digital es una vía de escape. Este blog, vosotros y yo misma, nos integramos en esta parte tan importante. De ahí el título, 'teclas sin pulsar'. No sé cuáles pulsaré, cuáles combinaré, no sé a qué me enfrento, ni qué podré contaros. Pero prometo verdad. La mía, la de la gente que yo conozca y la vuestra a través de vuestros comentarios.

Así que allá vamos, a la verdad en Bolivia.

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