Opinión / Pensamiento Divergente / Mundo Bohemio y la Libertad de los Mapas

22 de enero de 2011

A un paso de Barajas

Madrid. Qué gran lugar. LLegué aquí ayer. En la entrada de la ciudad, cuando aún estaba en la primera fila del autobús (únicas plazas libres), observé los alrededores de la carretera: casas, algunos parquecillos, hoteles, un Deutscheschule (escuela alemana) y empresas. Estaba muy emocionada. Esta ciudad alberga grandes momentos de mi vida y cuando me encontraba en el disfrute a través de la ventanilla, sonó en la radio Michael Jackson, y vaya, pensé, qué buena bienvenida!!!!

Ya he dejado atrás Euskadi y el viaje es irreversible. El sábado a las 21.00 cogeré el vuelo hacia el aeropuerto Viru viru (en Santa Cruz de la Sierra, para quienes se perdieron la primera parte de este blog). Menos mal, que me acompañarán mi hermana, mi cuñado y mis buenas amigas. Estoy hecha un matojo de nervios, a lo que se le añade el sentirme un poco desubicada y confusa. Pero sobre todo, muy contenta.

Hará unos días, cuando aún estaba en Mondragón, y me encontraba en el salón de mi casa, junto a mis padres, viendo el CSI (horrible para mí, pero a ellos les gusta) y haciendo zapping, encontré en la 2 un programa de conciencia con la pobreza. Y justo, aparecía un reportaje sobre el Plan 3000 de la ciudad donde voy a vivir. Y pensé, qué casualidad!!!. Así que nos pusimos a verlo.

Aparecía el aeropuerto donde aterrizaré a las 3.00 de la madrugada del domingo y donde ambos curas vendrán a buscarme. Vi las calles que no tienen nombre. Vi la carencia de asfalto. Vi el caos de la ciudad. Vi a entrevistados que luchaban por sacar adelante a niños engachados al pegamento. Vi a una jueza encargada de violencia de género que denunciaba la falta de medios. Vi a cuatro policías para 200.000 personas.

Vi muchas cosas y también sentí muchas otras. Me impresionó mucho, porque bueno, yo estaré allí en apenas dos días y seré yo misma quién viva todo eso.

Desde que comencé con esta pequeña aventura, muchas personas me preguntaron si me he preparado. Y yo me pregunto, cómo prepararme para una situación que nunca he vivido. Lo más cerca que he podido estar de algo así, es cuando desde la cristalera de un autobús a los 9 años, observé el chabolismo alrededor de Buenos Aires.

Una de las entrevistadas dijo una frase, que se me ha quedado grabada "si tenemos plata comemos, si no tenemos plata no comemos". Y pensé en lo contradictorio de este mundo. En una parte de él, muchas personas luchan por tener comida. En nuestra parte, muchas otras hacen dieta.

De la misma manera, muchos inmigrantes vienen aquí en busca de una vida mejor y con nuestras Directivas y leyes (alusión directa a Europa y la regulación del Gobierno de Zapatero) les impedimos o dificultamos su permanencia aquí, mientras otros salimos de nuestra acomodada existencia para saber qué ocurre realmente en el mundo.

Cuando en aquel documental vi a ese 'ejército' de niños, trabajando en la calle, esnifando pegamento y absolutamente desorientados, pensé dónde queda el Convenio de los derechos de los niños y el Objetivo del Milenio de erradicar el hambre y la pobreza.

Muchas reflexiones que me llevaron a una sola conclusión. Me niego que mis artículos tengan un fondo desesperanzador y negativo. A pesar de todas estas miserias, estoy segura que me encontraré con grandes valores: el amor, la amistad, la lucha por la supervivencia, el sacrificio personal por ayudar a los demás y la solidaridad entre la gente. Un tercer mundo en lo que a dinero respecta, pero el primero en cuanto a valores humanos.

Y ahora me acabo de dar cuenta, que otra vez, se me ha olvidado escribir sobre la experiencia de hacer una maleta para este tipo de viajes. Tal vez, la próxima vez.

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