Opinión / Pensamiento Divergente / Mundo Bohemio y la Libertad de los Mapas

22 de enero de 2011

Bohemios por el mundo

Entre Wikileaks, el Estado de alarma en España y el temporal de frío que azota Europa parecería que el mundo estuviese apunto de combustionar. ¡Madre mía!, pensé ayer, al ver las noticias del 24 horas. Yo a lo mío, viaje para aquí y para allá, y prensa de Bolivia. Debería de haber usurpado noticias diariamente, pero en fin, las vacaciones sientan muy bien. ¡Viajar! qué gran verbo. Pensaba escribir a mitad del recorrido, en uno de los hostel, pero me ha dado tanta pereza que decidí dejarlo para el final, y hoy ya es el final. Así que hagamos balance. 

A las 21.00 de la noche, con tres horas de retraso y en el aeropuerto Viru-Viru, la humedad cruceña ha vuelto a apoderarse de mi olfato, también los 30 grados de mi escasa capacidad de soportar este clima subtropical y ni hablar de los mosquitos, que nuevamente, se convierten en protagonistas de mi forma de vida. Viajar por América Latina es excitante. Muy diferente a Europa. Hay que tener en cuenta diferentes factores. El mal de alturas, la mochila, el dinero, el regateo, la condición de mujer y,en determinadas ocasiones, la inseguridad

Hará dos sábados partí con mi tour mochilero desde Santa Cruz hasta Sucre. No antes sin tomarme un soriochi, que es un medicamento para evitar los efectos del mal de alturas. Media hora después, a las 10.30 de la mañana, ya me encontraba en la nueva ciudad. Me encantan los vuelos y más aún, cuando evalúo la forma en la que el pilo conduce el avión. Al de hoy le otorgo una calificación de un ocho. Apenas se ha notado el descenso. 

Casa de la Libertad en Sucre. J.M
Brevemente explico lo que me quedo de cada sitio. Es tarde y mañana toca guardería. Sucre, una ciudad tan blanca, limpia y tranquila. ¡Qué placer pasear por sus calles! La Casa de la Libertad es preciosa. Me encanta el nombre de este museo, que alberga entre sus paredes los grandes momentos de la historia de Bolivia. Por ejemplo: momento en el que 48 criollos, y no bolivianos, firmaron el acta de la independencia del país. En este lugar, una es consciente de los estragos de la colonización española

El siguiente destino fue Potosí. Gran ciudad con muchas cuestas. Aunque quepan discrepancias, en cierta manera, me recordó a Vigo. Es una locura comprobar cómo crearon tal ciudad a 4.000 metros de altura. Efectivamente, se comprueba físicamente, porque el soriochi alcanza hasta cierto punto. Se siente fatiga cuando se recorren las calles de esta ciudad, cuesta respirar y se nubla un poco la vista. Una de las calles es conocida como la colonización de los vascos y yo atraída por mi condición, pude comprobar cómo, actualmente, se considera peligrosa por los maleantes que en ella habitan. El cerro que se posa a sus espaldas es impresionante y los mineros, a día de hoy, ocupan un lugar primordial en la economía de la ciudad. También la huella del saqueo de los españoles. 

Fachada de Edificio de los Oficios. Potosí. J.M
 La misma noche en la que visité esta ciudad pusimos rumbo al salar de Uyuni. Preferiría no mencionar el trayecto en autobús, más que nada, por los barrancos que parecían sujetar las carreteras por las que el automóvil circuló a gran velocidad, pero mereció la pena detenerse a ver, en el descanso para huir del calor humano, el cielo tan estrellado que había. Nunca había visto el cielo de esa forma; calmado, increíble, abarrotado por estrellas de todos los volúmenes que conformaban en su conjunto una obra maestra. Me recordó al cielo de Túnez. 

Los trabajadores amontonan la sal en Uyuni. J.M
El lunes me encontraba en un jeep rumbo al salar. Es un sitio impresionante. Es difícil describir tal belleza. Un blanco muy resplandeciente alrededor de una pequeña isleta llena de cáptuses que alcanzaban los 9 metros y cientos de años. Imposible permanecer allí sin gafas de sol, tampoco sin protector solar. 


 Esa misma noche diez horas hasta La Paz. También en autobús. Aunque esta vez la carretera estaba en mejores condiciones. ¡¡¡¡Desde Oruro hasta la capital había asfalto!!!Todo un lujo. ¿Cómo describir La Paz???caótica, muy caótica, excesivamente estimulante. Nunca había pisado una ciudad con tanto coche, ruido, transeúntas corriendo por todos los sitios, ventitas en cada esquina. Lo cierto es que no he visto demasiadas ciudades en mi temprana vida, pero La Paz es... horrorosa. Lo positivo de este sitio es el Mercado de las Brujas donde los turistas nos perdemos por la preciosidad de sus artesanías, la majestuidad de los Andes y la gran vista desde la ciudad del Alto, a una distancia de 40 minutos en coche, también caótica, puesto que la capital boliviana se asienta en un gran valle, cuyo metro cuadrado está absolutamente saturado por calles y casas. 

Palacio de la Gobernación. La Paz. J.M
En La Paz permanecí cuatro días. El hostel era muy peculiar. Irlandés. Mis amigas y yo éramos de las pocas que hablábamos español, así que aproveché para poner en práctica mi escaso inglés. Para salir del paso y tener un par de conversaciones con australianos y americanos, alcanza. En este lugar comencé a notar el gran movimiento que existe a nivel mundial. Personas que llevaban viajando 9 meses por todo América Latina, aquellas que habían comenzado en la otra parte del mundo o las que se encontraban en tiempos sabáticos. ¡9 meses sin un punto de referencia! Todo una locura. A veces les miraba y pensaba en qué diferente son las cosas, cuando unos se ahogan en trabajos insatisfactorios y otros, deciden tomar la alternativa de viajar con un gran presupuesto y con la valentía de vivir día a día sin un punto de referencia

Restos de Tihuanaco. J.M
Desde esta ciudad visitamos Tihuanaco. Visita que menciono brevemente por no recordar el espantoso trayecto que tuvimos, en el que, por primera vez, sentí miedo de verdad. Merece la pena ver estas ruinas preincas, desde donde surgen el modo de vida de los indígenas. También nos dirigimos al Lago Titicaca y sí puedo afirmar que se agradece ver un pueblo pesquero y comer trucha al limón. Aquí los bohemios abundan de forma alarmante. Las calles se encuentran repletas de hippies vendiendo sus artes y en los bares se conoce a mucha gente. Entre ellos, un par de catalanes, que hacía un año habían emprendido un gran viaje en bicicleta desde Alasca. 

Cercanías del Lago Titicaca. J.M
Y por último Cochabamba. Una ciudad muy bonita, tranquila y al estilo de Santa Cruz de la Sierra. Un gran mercado de artesanía en el que el turista corre el peligro de perder todos sus ahorros y grandes cafés en los que tomar un capuccino. En esta ciudad me llamó mucho la atención el Panel Informativo del Pueblo situado en la plaza principal, donde los ciudadanos colocan en pequeñas pizarras extractos de prensa para criticar el sistema que rige el país o el acontecimiento de que se trate. La exposición de derechos humanos que he visitado me ha devuelto la vida. Me encanta la teoría de los derechos humanos, más aún la práctica, aunque no es tan común. 

Y finalmente, suelo cruceño. Ya solo quedan 10 días para que acabe esta aventura. De momento, reduzco mis esfuerzos a hacer una pequeña conclusión de mi viaje. Vivo en Santa Cruz y he visitado la otra parte de Bolivia. En un intento de realizar una pequeña comparación destaco la contraposición de opiniones respecto a la labor de Evo Morales. Mientras que los cruceños critican sus gestiones, los demás las aceptan. En un vistazo rápido a las diferentes formas de vida, me quedo con la división social que existe. El racismo entre cambas y collas es latente en el país. En cuanto a la aventura de viajar, en determinados momentos la paciencia se agota porque, en muchas ocasiones, la gente no habla claro y es necesario estar constantemente atento. Así que, yo sí que digo claramente, que es sorprendente comprobar los paisajes de Bolivia y la forma de vivir de sus gentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Anímate y comenta qué te ha parecido el post