Opinión / Pensamiento Divergente / Mundo Bohemio y la Libertad de los Mapas

14 de junio de 2010

Nostalgia en la antesala de las posibilidades

Los exámenes llegan a su fin. Mañana haré el último. Es hora de reflexiones, despedidas y celebraciones. Siento algo de nostalgia, en realidad, un mix de sentimientos: alegría por acabar la carrera, inquietud por qué me deparará el futuro, incertidumbre sobre qué haré a partir del año que viene y pena de dejar la Universidad.

A pesar de todas las veces que he podido criticar esta Institución, si alguna conclusión he sacado en claro es el gran respeto que siento hacia lo que representa. Un lugar en el que volverse persona (con el paso de tiempo se borra esas carillas de palurdos con la que llegamos), en el que se debate constantemente sobre la ética, la moral, los principios que deben regirnos y los impulsos que el mundo requiere de nosotros, los jóvenes, futuras generaciones del sistema. O por lo menos, esa es mi idea sobre la figura del universitario, aunque en toda regla general caben excepciones.

Los universitarios somos aislacionistas. Difíciles de aguantar, criticamos todo, relacionamos cualquier tontería con este o aquel concepto filósofico, lloramos por todas las esquinas de la casa por el estrés de los exámenes o las dudas que en ocasiones nos invaden sobre si seremos capaces o no, si realmente valemos para aquello que hace años comenzamos con ilusión. Planteamos excesivos interrogantes, sin lograr respuestas claras, eso nos enloquece. Nos planteamos otras formas de vida, escapamos a lo cotidiano.

Miro con perspectiva mi permanencia en Madrid. Una gran ciudad, que ofrece grandes oportunidades. Un cúmulo de edificios, calles, gentes y formas de vivir muy diferentes al lugar al que pertenezco. "Ilusiones perdidas" de Balzac es completamente aplicable a mi trayectoria desde que acabé el bachillerato. Una chica de provincias que se traslada a la capital y aprende a vivir acorde a ella y a sus costumbres. Euskadi y Madrid. Dos mundos por los que mi vida se ha regido. En determinados momentos me he inclinado por el de provincias, en otros, he optado por Madrid, y en muchos otros, arrastrada por un sentimiento revolucionario, no me he decidido por ninguno. Ahora a dos semanas de abandonar (definitiva o provisionalmente esta ciudad), atravieso un recorrido inevitable de recuerdos.

Euskadi ha sido el punto de partida, Madrid la mirilla por la que he avistado las posibilidades que el mundo me ofrece y Alemania, la gran puerta que me ha conducido a la antesala de oportunidades en la que me encuentro desde que volví en julio. Casi un año en este habitáculo metafórico, difícil e incómodo de soportar, una estancia en la que en determinados momentos llorar representa el único alivio y reir la única escapatoria.

Los recuerdos me conllevan inevitablemente a todas las personas con las que en algún momento he compartido un mínimo. A los que desde el primer momento estuvistéis allí y seguís estando, gracias, sabéis que os adoro. A los que se fueron, también os lo agradezco, aprendí mucho de mí. A aquellos que se incorporaron a mitad de camino y aún permanecen, gracias también. A los del último momento, os echaré mucho de menos. A los esporádicos de clase y actividades extrauniversitarias, me alegro mucho de haberos conocido.

Le dedico este artículo a mi hermana, Miren. Personaje alegre y cuasi psicóloga. Es un placer poder estudiar una carrera en una ciudad como Madrid acompañada de una persona tan especial. Sin duda, será la que más eche de menos a partir de septiembre. Nuestros caminos, de momento, se separan. Por todas las veces que nos hemos reído, hemos disfrutado de noches locas, cafés agradables, resacas horribles...

No quiero acabar sin saludar a Ana, con la que viviré el mejor viaje de mi vida en octubre. A Laura, Israel y Antonio con los que compartí una gran experiencia. Irrepetible, sin duda. A Adriana, con la que he vivido mil historias en Madrid. A Rosa y María por ser compañeras de clase y fuera de las aulas. A Fabi, por esa multiculturalidad que hemos construido en el piso. A Pablete, que se ha convertido en un gran amigo.

A todos en general, gracias. Volveremos a encontrarnos.

1 comentario:

  1. precioso!!!! con mucha pena de que nuestros caminos se separen.... pero contenta de que camines por el que tu querías!!! te quiero!!

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