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16 de mayo de 2012

La visibilidad en el conflicto vasco

"El día que los vascos nos quitemos esta carga, levitaremos", ha reproducido el sociólogo Imanol Zubero las palabras de Bernardo Atxaga, en la conferencia "Pensamiento, sociedad y convivencia" que ha tenido lugar en el marco del Congreso de Memoria y Convivencia en Bilbao. 

Según el Lehendakari Patxi López, el evento pretende "asentar las bases de la convivencia", a través del debate y la experiencia de diferentes personalidades en torno a la reconciliación de la sociedad vasca y la memoria en el sufrimiento del conflicto vasco, como punto de partida clave el nuevo escenario político dibujado tras el cese definitivo de ETA el pasado 20 de octubre. "Propaganda" del Gobierno Vasco, ha criticado la Izquierda Abertzale por mostrar una "verdad parcial" de los hechos, en alusión a la inexistencia de una "voz que represente a las víctimas de las fuerzas policiales y parapoliciales del Estado español". 

Asimismo, Imanol Zuberoa, tras hacer referencia a la carga que los vascos llevan consigo como consecuencia del terrorismo, ha afirmado que "en Euskadi la construcción política sobre el otro, los prejuicios y la imagen descalificada, desencadena en violencia y no al revés" .

"Las monstruosidades las cometen personas estándar"

"La historia de ETA es la versión vasca de que las monstruosidades no las cometen los monstruos, sino personas estándar, viviendo en otros sitios no hubiesen tenido la notoriedad de terroristas", ha expuesto el teólogo Francisco Javier Vitoria, quien también ha aludido a la "banalización del mal" o "el efecto Lucífer". 

Por su parte, Pello Salaburu, ex rector de la Universidad Pública del País Vasco, ha destacado que "el 75 por ciento de la población vasca ha soportado al 25 por ciento restante". Preguntado por un participante del público cuál ha sido el papel de las universidades vascas, Salaburu ha respondido que "han sido incapaces de ponerse al frente de la sociedad vasca" y ha relatado una anécdota suya: presenció cómo una chica realizaba unas pintadas en los cristales de la biblioteca, pero no sé acercó porque sintió miedo. 

El portavoz Baketik, Jonan Fernández, ha expuesto la necesidad de "promover una nueva cultura de paz" para "reconocer, aliviar y reparar a todas las víctimas" y "remendar los desgarros sociales" e "integrarse sin excepeción los sufrimientos de todos", así como identificar "todas las vulneraciones de todos derechos humanos", ha añadido.  

El progreso del nuevo escenario político /Jaca. J.M


Conclusiones propias

Dolor, desgarro y sufrimiento. Un silencio extraño envolvía la sala, quizás, debido a la necesidad de comprender qué es lo que ha ocurrido a lo largo de todos estos años, por qué ha ocurrido y cuál es la solución a alcanzar, si es que existe.

"En el razonamiento de los grupos se interpuso una causa o un proyecto al valor de la dignidad humana", ha afirmado Jonan Fernández. "Las fronteras políticas son fronteras morales", ha indicado el sociólogo Imanol Zubero. 

La afirmación que más comparto es que cada vasco "tiene un principio de condicionamiento, y la reconciliación debe enfrentar esas realidades porque el sujeto es la sociedad, no ETA ni las víctimas, sino la sociedad, y las víctimas serán las beneficiarias", ha indicado el portavoz de Baketik.

En "Invisibles del conflicto vasco", artículo publicado tras la celebración del Aberri Eguna, expuse que, en mi opinión, simple ciudadana que dedica sus esfuerzos a una novela en construcción, la reconciliación debía abarcar a la sociedad en su conjunto. 

El conflicto vasco salpica la vida cotidiana de cada uno de los ciudadanos que reside en esta tierra, no sé si calificarla como país o no, comporta también una crisis de identidad que te impide definirte como vasca, española, europea o ciudadana del mundo, o tal vez, simplemente englobe todas esas señas. Un "fenómeno" que crea miedos e inseguridades; a hablar, opinar, pensar. Ejerce una violencia muy sutil que coacciona a vivir en un estado constante de contrariedad, tal vez integrándote en contra de tu propio sentir puedas ser más feliz o tal vez, llegado determinado momento la felicidad resida en admitir lo que no eres, como si un concepto residual fueras. 

Las cadenas de la violencia/ Jaca. J.M

¿Estamos condenados los vascos a vivir marcados por la violencia, 
pasada, presente o, improbablemente, futura?

Iñigo Domínguez, corresponsal en Roma de El Correo, ha respondido que "obviamente lo sucedido ha sido muy grave pero en otros sitios se ha superado". Jon Sistiaga, no sé qué ha respondido, no le he escuchado, el tono de su discurso se aleja bastante del que a mí me gusta, no por el contenido de su ponencia porque todo contenido es refutable si cabe en los límites de la libertad de expresión, opino. 

Tristemente creo que sí; estamos marcados. Mi vida se ha visto absolutamente influenciada por el conflicto vasco; dónde he nacido, cómo he estudiado, mi estructura mental, mi estado emocional, las profesiones que he elegido... No conozco a ningún vasco que, en mayor o menor medida, no le haya ocurrido, aunque no lo admita, o no quiera asumirlo, o lo rechace.
 
La necesidad de la construcción de una memoria colectiva pasa por la necesaria construcción de una memoria individual y su asunción irrita, provoca lágrimas y envuelve a esta tierra.

Prometo un artículo sobre mi memoria individual. Hoy no. No tengo ganas.



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