Opinión / Pensamiento Divergente / Mundo Bohemio y la Libertad de los Mapas

3 de enero de 2012

Euskadi la preciosa

Paseas por un bosque pintado; el nombre de lugar te colma ya de inspiración. Observas las procesarias, los pinos enfermos por esa atracción que sienten estos animalillos traviesos. Percibes la frialdad del viento y el sudor en tu cuerpo, allá los eucaliptos, huelen también, como los caramelos Ristola, tan invasivos, a pesar de que desarañen sus cortezas como si se desprendieran de capas que se desligan a medida que el tiempo camina entre sus arbustos.

Los árboles a través de tu paso /Bosque pintado. J.M
Mientras caminas, sientes la tierra húmeda bajo tus zapatillas Salomón y las gotas de lluvia cuyos restos permanecen en el ambiente. Respiras, fuertemente, continúas caminando, sin prestar atención, pero atenta a todo. Te sientes feliz. Es el  momento simultáneo de conexión/desconexión, aquel en el que nadie conoce tu ubicación, ni tus compañías, ni lo que piensas o sientes, si cumples o no. Te olvidas de números de teléfonos, llamadas por realizar y obligaciones diarias. Cámara en mano te esfuerzas por retratar en imágenes reales lo que tu mente interpreta. Sabes que no lo conseguirás; aprendiste que el éxito reside en el verbo intentar, lo demás son puros resultados. 

Llegas al punto de encuentro. Nadie a tu alrededor. ¡Qué pesada! Fotografías. La pintura en sus diversas tonalidades y formas sobre la corteza de los árboles, diferentes dimensiones en función de la posición del visitante, marcada por guías enumeradas: número uno, dos, tres... no es obligatorio seguirlo, pero haces caso. 

Gran visualización de Ibarrola (opinión autora) /Bosque pintado. J.M
Es tal el encanto del lugar, la magia que desprende, esas figuras que Ibarrola plasma, que te quedas abobada por la fusión naturaleza-civilización, por esa fuerza, sin comprenderla del todo, recuerdas que cuando se dejan de lado los interrogativos proviene el disfrute...

Irás a las playas de Laga y Laida. Sitios preciosos que soportan tormentas pasajeras, cuyas arenas remueve el viento y las olas se sumergen en tu cabeza, altas; un metro, dos metros, tres metros... 

Una nueva integración humana- natural, a los ojos de las costas vascas; mar, montaña, arte y libertad. 
Euskadi la preciosa. Ojalá te viera cada día ¡!

El círculo que puede contemplarse en función de la posición /Bosque pintado. J.M


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