Opinión / Pensamiento Divergente / Mundo Bohemio y la Libertad de los Mapas

22 de enero de 2011

Mapas conceptuales

Después de la tormenta siempre llega la calma. Hoy llueve, y lo agradezco en el alma. La lluvia es sinónimo de frescor y he podido dormir más de tres horas seguidas sin despertarme por el calor.

Este artículo trata sobre la intensidad, que se materializó ayer. El día de ayer fue intenso y asombroso. Fui un poco consciente en medio de qué situación me encuentro. Previo a la historia, he medio dibujado un mapa conceptual en mi mente, cuyo resultado aún está por determinar, pues soy incapaz de enlazar todos los conceptos.

En las dos semanas que llevo aquí, a través de la guardería, las visitas que las educadoras realizamos a las familias de cada uno de los alumnos, trasladándonos a sus casas y observando la situación en la que niños y padres viven, yendo por el centro, paseando por el barrio, viendo a la gente en la parroquia...

He extraído: pobreza escondida, miseria a la vista de los ojos, corrupción, analfabetismo, religión, lucha, suciedad, alcoholismo, violencia de género, carencia de afecto, fragilidad de las instituciones, inexistencia de un poder político, manipulación mediática, inexistencia de vínculos sociales, falta de intimidad. Podría continuar, pero creo que llegados a este punto, es suficientemente complejo. No sé cuál de ellos es la causa que determina el caos ante el que me encuentro.

Últimamente pienso en que el lector me ha abandonado a mi suerte. No sé quién me lee, ni a quién le interesa lo que escribo. Prometí verdad y aquí está. A veces gusta, y otras, asquea. Siento faltar a mi palabra, muchas veces, a pesar de mis esfuerzos, soy incapaz de mostrar un fondo positivo. Si pudieseis comprender vosotros mismos la importancia de estos miserables textos, os darías cuenta del alcance que tienen. Provocan en esta gente una sonrisa. . Una feliz sonrisa.

Vuelvo al tema que nos ocupa, que siempre me voy por las ramas. El día de ayer, viernes, comenzó como de costumbre. A las 7.30 horas estaba ya en la guardería. Mi sala es la de Kinder, que acoge a unos 28 chavales de cinco años con la tía Jenny (profesora). El lunes conocí a Franco, un niño de cinco años, morenito, que me llega por encima de las rodillas, con grandes y negros ojos, carita sucia, sus chinelas de spiderman (chancletas) y una gran sonrisa cada vez que me ve. Si tuviese que elegir a quién salvar, sería a él. No sé por qué. Siento en el alma ser tan selectiva. Es de los primeros de la clase, concluye su tarea con una rapidez extrema y su gran pasión son las bolillas (canicas).

Siempre he odiado los favoritismos. Hago grandes esfuerzos por no caer en ellos, pero con él es inevitable. Siempre le doy besos, le abrazo, juego con él a las bolillas... Poco a poco me he ganado su confianza, e incluso me dejó sus bolillas para que se las guardara.

Las educadoras ya se han dado cuenta de mi preferencia y siempre me dicen a ver si me lo llevo a España. Yo me río y bromeo respondiendo que sí. En una de estas, Mileisa me dijo "estaría mejor con vos, está medio abandonado, su madre solo está un día a la semana en casa y queda a cargo de su hermanita de 12 años". El padre no existe, fue un simple proveedor (metáfora).

Miré aquel niño y pregunté qué había hecho para merecer esa situación. Me pregunté por qué él sí y yo no. Por qué él aquí y yo no. Por qué el tiene una madre que lo desatiende y yo no. La única respuesta que encontré fue la de salir y llorar. Lágrimas por la humanidad, por impotencia, por dramas que me quedan demasiado grandes y,sobre todo, por la situación de estas personas, que existen de verdad, que tienen nombre y apellidos, que sufren como nosotros, que se alegran como nosotros y que viven en condiciones que les desarraigan de la dignidad de todo ser humano.

Mientras lloraba, yo sola en el jardín de la guardería, pensé en secuestrarlo y llevarlo a España para cuidar de él. Absurdo e irreal. Pensé en apadrinarlo. Absurdo también, porque aquí no existen los buzones y dar dinero no es una solución. Pensé en trasladarme a su casa y cuidarlo. Absurdo también, me implicaría demasiado con el riesgo de caer en una depresión. El único pensamiento acertado fue darle mi máximo cariño e inculcarle la lectura.

A veces le miro y me preguntó que será de mayor, él dice que ya lo es. Me pregunto si será como muchos de los hombres, que se dirigen con malas costumbres a sus esposas. Si abandonara también a sus hijos, como a él le ha pasado. Si será comerciante de lo que se pueda como el 60% de la población de esta ciudad. Si vivirá en condiciones infrahumanas o si por el contrario, será universitario, tendrá un gran oficio y vivirá feliz. Esta alternativa me entusiasmó.

Después fuimos a realizar más visitas. Más miseria, más pobreza. Este tema será objeto de un próximo post. Al final, sin quererlo, acabé en la celebración de una boda en un hotel de cinco estrellas, rodeada de lujo y riqueza. Allí también había niños, pero ellos, afortunadamente, no entran dentro de mi mapa conceptual aún por dibujar. Una pena que Franco haya sido seleccionado por el puro azar para formar parte de él, aunque pensándolo mejor, no es un concepto, en una persona, esencialmente, inocente. Y a él, le dedico mi artículo.

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