Opinión / Pensamiento Divergente / Mundo Bohemio y la Libertad de los Mapas

9 de julio de 2010

La chica que encontró respuesta en historias ajenas

Sufre angustia, siente rechazo y no se acepta a sí misma. Hace tiempo que padece síntomas incomprensibles. No entiende la causa de su rareza, tan solo experimenta las consecuencias. Efectos creados por ella misma que se despliegan en la mirada de ojos ajenos. Se ahoga en sus propios pensamientos y no encuentra comprensión. Decide huir de sí misma, necesita desvincularse de la realidad para mirarla con otra perspectiva. Es la única víctima de una enfermedad extraña. Los médicos no han investigado jamás con síntomas parecidos. No saben cómo tratarla, han probado de mil maneras. Ningún antidoto, cura, medicamento, tratamiento ni remedio funciona. La "enferma" se ha sometido a demasiadas pruebas, experimentos y expectativas. Está aburrida. Decide marcharse y lanzarse a la búsqueda de nuevas alternativas. Solo busca entenderse a sí misma.

En verano siente un frío aterrador. Con lo cual, debe vestir ropa de abrigo. Es la excepción de los que le rodean. Eso le produce malestar. Cuando los demás viven estos días acalorados, en un intento de sobrevivir a un sol desgarrador que quiebra cualquier tipo de piel y sudan a mares, son incapaces de soportar el contacto de ropa, calzado y personas. Una sequedad constante en sus gargantas les obliga a ingerir cuantiosos litros de agua para no caer en deshidratación. La víctima se encuentra en la posición contraria: piel tersa por el frío, humedad en los huesos y congelamiento en las extremidades.

En la estación de invierno le sucede lo contrario. Debe vestirse con sandalias, shorts y camisetas. Prendas muy ligeras que se corresponden a tiempos cálidos y no concuerdan con las temperaturas que en realidad suceden.

Una situación muy comprometida, que exige fuerza vital, capacidad y ánimo para soportar la curiosidad ajena. Una situación insólita y desconcertante. Se siente mal, todos la miran y la excluyen.

Entonces, decide desechar opciones médicas y sale a la búsqueda de un algo que le alivie. Viaja, recorre infinidad de parajes, se encuentra con unos y con otros, "víctimas" de otras enfermedades intratables. Algunos muestran síntomas de un agotamiento excesivo y se quedan sordos en cualquier momento del día (no se escuchan a sí mismos), otros sufren parálisis de las extremidades a primeras horas del día (viven demasiado deprisa), están aquellos incapaces de hablar cuando un grito de agresividad se alza por sus gargantas (tratan excesivamente mal a sus empleados, abuso de poder), así sucesivamente. Encuentra un pequeño consuelo, ya no se siente tan sola.

Con el tiempo, la reflexión, el cambio de mirada respecto de su situación y el análisis de situaciones ajenas, es consciente de que en realidad no está enferma, sino que ciertamente existe una pandemia. La pandemia de la ignorancia, la falta de educación, la carencia de crítica y el sometimiento a las autoridades. Se siente afortunada por haber nacido inmune. Siente libertad y ganas de vivir.

La respuesta radica en volver a su hogar y vivir con el conjunto de conclusiones que ha extraído a lo largo de todo su trayecto. De hecho, lo hace y en realidad, ahora es más feliz que nunca.

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