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24 de febrero de 2012

Carta de amor a Orwell

A George Orwell 

Sentado en lo que parece es una sala de estar, sujetas, con una mano, una taza de café y, con la otra, un cigarrillo. Tu mirada está algo perdida, tu pelo corto luce hacia arriba y tu bigote es algo vulgar, muy fino, al estilo de un generalísimo que tanta desgracia trajo a España. No podrías negarlo; conociste en persona sus estragos. 

Introducirme en la fotografía que observo y sentarme en la silla que se posiciona al otro lado de la mesa en la que apoyas tu brazo izquierdo. Mirarte a los ojos. Deleitarme en sus profundidades. Volverme sepia.

Me fijaría en cada uno de los detalles de tu cuerpo; tu boca estrecha, tus labios extrafinos, tu nariz un tanto puntiaguda, la forma ladeada en la que descansan tus hombros y tus piernas cruzadas. Apreciando más allá. Hacia dentro, desde dentro... 

Te hablaría... 

Escucharía tus palabras, serenas y pausadas  
Escucharía tus silencios, calmados y confiados 

Encendiéndome un cigarrillo, te preguntaría si superaste, en algún momento de tu vida, el sentirte al margen, aislado y menospreciado. Si ese sentir es la razón fundamental y el motivo común de quienes aspiramos a pasearnos por el mundo como escritores. 

Te preguntaría también si renunciaste, en algún momento de tu vida, a la condición de panfletista, a los principios y convicciones, principales sustentadores de la escritura, en favor de un ganarse la vida económicamente masificado. 

Observarías mis ojos grandes y redondos. Tal vez, te perdieras en su intensidad, y, seguramente, verbalizarías, mirándome fijamente, aquello de "si quisieras vivir de la escritura, más te valdría casarte con el hijo de un editor". Reiríamos, comprendiendo sin necesidad de decir en viva voz, la ironía de dicha afirmación; jamás nos asustó la pobreza. 

Te preguntaría si han variado, a lo largo de tu vida, los motivos por los que escribes. Qué hacer cuando consideras eres una persona cobarde, pero como escritor te sientes en la obligación de ser valiente. 

Acabado ya el cigarrillo, memorizando cada uno de tus gestos, volvería a sonreír, lúcida por tenerte enfrente de mí y callada por las ansias de escuchar una voz que hilvanaría experiencia y aprendizaje. 

Me sentiría tan... yo... esa sensación cunado te percibes en el interior de tu pecho, como si del estallido de una burbuja de luz se tratara. 

Te preguntaría cómo afrontaste los momentos de soledad absoluta; el estado de sentir más horroroso que cualquier alma pueda experimentar, a veces, insoportable, otras veces, majestuosa. Cuál fue el grado de desnudez textual que alcanzaste en cada una de tus obras y qué ocurrió en ti después de 1984. 
  
Quizás aquel impulso demoníaco de alzar la voz pudo contigo... 
      Quizás cediste a las presiones de la locura... 
             Quizás te abandonaste sin ser consciente de que dejaste de pertenecer a la realidad...

Te imagino escribiendo Días de Birmania, Homenaje a Cataluña, Rebelión en la granja, La hija del Reverendo, 1984... mirando más allá del paisaje que muestra tu ventana, desdibujando en tu mente el color  real de la pared en la que se apoya tu escritorio, corroídas tus manos largas y delicadas por una necesidad imperativa de aplacar el autoritarismo y la injusticia

Te preguntaría si un beso en la mejilla sería excesivo... 
   Un acompañar cariñoso en la ficción políticamente reivindicativa que yo te asigno... 
       por egoísmo agudo 
        entusiasmo estético 
        impulso histórico 
        propósito político 

        por ti 
        por mí 
        por un cigarrillo a medias 
      , y una sala de estar a medias

Te regalaría el sol, Orwell / Garagartza. J.M

2 comentarios:

  1. Es innegable, que al igual que yo, vives enamorada de George Orwell. Esa imagen, la que has descrito al principio,tantas veces vista en libros de literatura inglesa, es una imagen que le pega tanto a nuestro George... sí.

    Finalmente te dejo una cita suya, que me marcó mucho cuando la leí. "Si quieres hacerte una idea de cómo será el futuro, imagina una bota aplastando un rostro humano incesantemente." 1984.

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    1. Una afirmación dura la que has nombrado, yo soy bastante optimista con el futuro y la humanidad :)), sí, Orwell, pocos escritores como él, la verdad. Cuesta encontrar humildad en el mundo del arte. Mil gracias Ido, eres lectora-comentarista incansable, eso me gusta mucho :))

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