Opinión / Pensamiento Divergente / Mundo Bohemio y la Libertad de los Mapas

14 de septiembre de 2012

¿Consumo sexual o liberalización sexual?

Comenzamos con una pregunta/ Istanbul. J.M

Anécdota 1: 

Mucha fiesta, mucho chico y mucho desfogue. Una amiga lo pasó genial en Ibiza. Es el paraíso, me decía. Un día se apuntaron a una excursión en barco: 62 euros a cambio de barra libre, música y cena.

Le pregunté cómo era aquello de una boat party. Mucha sensualidad, pienso yo; un bonito atardecer, mojitos y buena compañía. Me contestó que era genial. Su gesto cambió cuando me contó que llegado cierto momento, imagino que a mitad de la barra libre, una chica se prestó voluntaria para tumbarse sobre una mesa. Le rociaron con nata y, seguidamente, algunos se aproximaron para usurpar cada centímetro de su piel. La siguiente voluntaria fue un poco más allá, y sin la parte superior del biquini, se tumbó en la mesa; procedieron a chuparles los pechos, mientras alguno "le comía la boca", afirmaba mi amiga.

Después les llegó el turno a los chicos. El primero de los voluntarios también se tumbó sobre la bendita mesa, lo untaron de nata y algunas chicas se acercaron para que se levantara sin un ápice del líquido. El siguiente, hizo lo propio, pero esta vez sin bañador. Ellas se acercaron y lamieron toda la nata

Anécdota 2: 

Un sábado a la noche en un bar, abrí la puerta del baño. De repente me encontré con dos chavalas en el servicio. Debían tener quince años y no pareció importarles mi presencia. Rápidamente, cerré la puerta. Creo que me sentí más avergonzada que ellas; una estaba con los pantalones bajados y la otra con la camiseta subida hasta los pechos. Esperé a que se vistieran o acabaran para me dejaran entrar. Pero no salían, tampoco escuché el típico sonido del pestillo de la puerta. Esperé un poco más, empecé a cabrearme, volví a abrir y a descubrirlas.  No parecía importarles que alguien las descubriera, no porque fueran chicas, a mí eso me da exactamente igual, sino porque determinados actos exigen un mínimo de intimidad, por lo tanto privacidad.

Me ocurrió también que, viendo la televisión, aparecieron dos cámaras que trabajan para una web. Su función consiste en grabar a personas que realizan actos sexuales en la playa. Todo mi respeto hacia trabajos ajenos, pero me impresionó la capacidad de determinadas personas para llevar a cabo un acto sexual en un espacio público, y también la capacidad de algunos para grabarlo, colgarlo en la red y lucrarse a su costa. 

Anécdota 3: 

Estaba con una amiga en un bar de Donostia. Sábado a la noche, copas a mi alrededor. La típica fiesta peninsular (no me atrevo a decir española, no sé si Donosti es España; conflicto de identidad influenciado por el conflicto vasco). Un chico se acercó. No me gustaba, estaba muy borracho y me pareció un pesado. Decidí ignorarlo. Continúe bailando y hablando con mi amiga. A los tres minutos más o menos de haberlo rechazado giré la vista hacia la pista del bar y lo vi introduciendo su mano debajo de las bragas de otra chica. Ambos disfrutaban muchísimo, en presencia ajena, la música a tope y mucha copa a nuestro alrededor. Me quedé congelada, no porque estuviera ligando con otra chica, sino porque le estuviera masturbando en público.

¿Consumo sexual o liberalización sexual?

Bajas al supermercado y compras dos kilos de carne. Vas a una cafetería y pides un café. Acudes a una boat party y relames nata. Te vas de vacaciones, bebes miles de copas al más puro estilo garrafón, pasa uno, ni siquiera lo has visto, ni has hablado con él, no sabes cómo es físicamente, pero lo quieres. Y lo quieres ahora, ya, da igual que sea en público o no, lo importante es saciarte, saciarte cumpliendo tu deseo: tu nuevo capricho sexual. 

Algunos me dicen que cada persona es libre de hacer lo que quiera. Absolutamente de acuerdo, pienso yo. Aunque me pregunto en qué consiste la libertad. No me gusta tomarme una caña en un bar y que al lado haya una pareja fornicando. De la misma manera que no me gustaría ir a una discoteca y ver una felación en directo. Para eso me alquilo una película porno y la veo en mi casa, yo sola o con quien me apetezca. 

No se trata de no practicar sexo. Todo lo contrario; muy necesario, absolutamente saludable y liberalizador. En especial, en tiempos de estrés, desesperanza y agonía. Más a mi favor en el mes de septiembre; una se vuelve loca para cuadrar todo el año. Es horroroso pensar a qué actividades apuntarse, los cursos, buscar dinero, nueva programación laboral, gyms fálicos...

Orgasmos varios/ Istanbul. J.M
Hace tiempo que comento en mi entorno mi preocupación por un mercado sexual que percibo. Si te niegas a participar en él, puedes llegar a sentirte conservadora. A mi amiga le ocurrió en la boat party: exclamaba horrorizada qué estaba sucediendo. A mí me ocurre, he llegado a sentirme una abuela conservadora, parece que si no mantienes relaciones sexuales con el primero que pasa a tu lado no te amoldas a los nuevos cánones. Y eso es presión social. Me pregunto si también es libertad.

El "exhibicionismo" es el aspecto clave, me dice una psicoanalista de mi entorno. Estoy absolutamente de acuerdo. Qué necesidad existe de practicar sexo delante de otros. Qué se busca con prácticas sexuales públicas. No se trata de no tener un sitio al que ir, como ocurre en nuestra generación, que al igual que el mes septiembre hay que cuadrar los espacios de "ocio", sino del contexto.

Y no lo comparto. No me parece sano, ni agradable. Más bien lo contrario; excesivamente rápido, impersonal, turbio y pasajero. Es cierto que el sexo ha sido un tabú, más para las mujeres, debería de tratarse y disfrutarse como algo natural por el simple hecho de serlo. Tampoco digo que deba practicarse a expensas de ese concepto de princesitas que se nos vende. Pero parece que abordamos su extremo, quizás por aquella negación de disfrute, y que bajo la máscara de la liberalización sexual se esconde el concepto de esclavitud, muy acorde con el sistema en el que vivimos: ahora, aquí, ya. Muy acostumbrados a responder a la pregunta de "¿por qué no?" en vez de un simple "¿por qué?". 

6 comentarios:

  1. Hemos pasado de ser conservador a ser muy flexibles, no hay punto medio,siendo flexible al final se escurretodo. Y hay algo llamado intimidad que parece que está destinada al olvido..

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  2. Sí, yo creo que también. Ambos extremos son muy preocupantes. Sí, y la intimidad, la soledad, la privacidad... parece que son conceptos que van perdiéndose. Una reflexión serviría para, por lo menos, darse cuenta.
    Saludos¡¡¡

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  3. Muy buen artículo Josune... Me ha gustado mucho!! Y más habiendo vivido una de esas anécdotas :))

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    Respuestas
    1. Muchas gracias Miriam!!! no vamos a decir cuál de ellas :))
      Saludos y bienvenida

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  4. Demasiado exhibicionismo.... me gusta el final! El siguiente artículo sobre Hombres FALO??? Miren

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  5. sí, yo también lo creo. Pues podría ser. Me apunto la sugerencia¡¡¡

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